sábado, 17 de mayo de 2008

Memoria

La necesidad de recordar, ¿pero cómo? ¿Cuál es la mejor manera?
A veces, cuando uno menos lo espera, o cuando yo menos lo esperaba, para personalizar un poco, las respuestas llegan desde lugares que no creíamos relevantes.
Me explico:

Movida sólo por la obligación que me impone una materia de la facultad, me dispuse esta semana a leer una novela corta. Lo hice siempre a bordo de colectivos, y la terminé en dos días.
Cuál no fue mi sorpresa cuando me dí cuenta de que esa novela que en principio leía sólo por obligación, me hablaba directamente a mí, y me hablaba de cosas que necesitaba escuchar.
Y no estoy tratando con subjetivismos, o interpretaciones extremas para encontrar significados ocultos y rebuscados. Hablo de leer las siguientes frases a bordo de un colectivo:

"Una cantidad terrible de cosas que uno vive se hunden no bien han pasado y sólo vuelven a aflorar por casualidad, enganchadas al anzuelo de un detalle. Cómo estremecen entonces"

"La única memoria que vive es la que se sacude sola"

"La memoria sólo se puede conservar intacta parando la vida"

Impureza, Marcelo Cohen.

Yo no sé qué habrá dicho la crítica en su momento sobre esta novela, pero si yo escribiera un libro, me gustaría que pudiese hablarle, aunque sea a uno de sus lectores, de la manera en que éste me habló a mí.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

es la sensación de que el corazón se paró por un momento, esa que viene cuando el recuerdo llega de pronto a la parte de adelante, a la frente.

Anónimo dijo...

ahh todavía no lo leí...es q Decarrr me tiene loca!