viernes, 30 de enero de 2009

Haciendo la valija

En mi mochila/bolso de mano no puede faltar:
Buena música para escuchar en el viaje, cuando no pueda dormir.
Uno, o varios, buenos libros para leer simplemente cuando quiera, en cualquier momento.
Una agenda, para anotar todo lo que haga todos los días y poder volver a ella dentro de muchos años, y acordarme de todos los lugares en que estuve y conocí.

En mi valija no puede faltar:
Una lona para sentarse en cualquier lugar, a tomar mate y mirar las montañas y ríos que se crucen por mi camino en Mendoza.
Un cuaderno o anotador y birome, para anotar puntuaciones de juegos, y porque además la idea de no tenerlos me desespera un poco, aún si después no escribo nada en todas las vacaciones.
Un secador de pelo y cepillo redondo, para poder conservar mi flequillo y mi aspecto de siempre, sin el cual corro el peligro de que no me reconozcan.

martes, 20 de enero de 2009

Fila: 9, Butaca: 8, Arte: 7mo

* Ir al cine sin pochoclos es un error. No tanto porque sean ricos, si no porque cuando uno no tiene, el ruido de los demás comiéndolos molesta el doble.

* Si uno va al cine el viernes, y tiene mucho frío porque el aire está muy fuerte, debería acordarse de llevar un abrigo al ir de nuevo el lunes. Debería, tendría, querría… pero no.

* A veces, la mejor parte de ir al cine es el momento posterior a la película, cuando se tiene el tiempo suficiente para engancharse en un eterno debate / crítica / bardeo / elogio de la película en cuestión. Lejos.

* Si van a ir al cine esta semana, descarten W y vayan por La Duda. Mucho mejor, sin duda.

martes, 13 de enero de 2009

lunes, 5 de enero de 2009

Tic... Tac

Ultimamente -me doy cuenta mirando mis últimos posts- estoy medio fijada con el tema del tiempo, de su percepción según el calendario.
No?
Es que a veces el tiempo pasa volando, como cuando uno mira una peli un domingo a la tarde, y no hay nada más importante que eso, a lo sumo la preocupación es encontrar la posición más cómoda para ese brazo que siempre sobra en el medio del abrazo.
Y otras veces, como pufff tantas que es imposible e inútil nombrar porque a la mayoría ya las nombré hasta el cansancio en este espacio, el tiempo parece arrastrarse leento, como caracol con discapacidad motriz.

Y eso que Einstein dijo sobre el tiempo, que era lo único absoluto.
Si se me permite (aunque sospecho que no, pero es mi blog), quisiera plantear que eso, quizás, sea relativo.