domingo, 29 de noviembre de 2009

Family game

Juan le llama así a estos "eventos familiares" o a esos días en que uno se la pasa dando vueltas de casa en casa de familia: padres, tíos, abuela. En general él les escapaba bastante, pero no por mala intención: simplemente la dinámica de esos momentos le debería resultar agotadora. A mí nunca me molestaron demasiado, soy bastante familiera y en general me gusta estar en las reuniones, en los cumpleaños, fiestas, etc. Pero hoy lo entendí mucho a Juan y quise que todo fuese más simple.

Ninguna familia está exenta de discusiones. Algunos discuten porque se llevan mal, otros se llevan tan mal que ni siquiera discuten, eso es peor. Otros discuten porque son muchos, muy distintos, o muy parecidos. Mi familia extendida entra en alguno de estos dos últimos grupos, según el día.
El truco, aprendí hoy, es entender que si la discusión no tiene sentido para nosotros simplemente hay que dejarla pasar y tomarse muchos vasos de agua. Aprenderlo me costó algunos enojos (mío y ajenos) y hacer mucho pis después de que la discusión terminó. Valió la pena.

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