domingo, 16 de marzo de 2008

Punto Fijo

Por la ventana desfilaban árboles, viejas, perros, chicos, parejas, gatos, autos. Yo los miraba a todos y a ninguno al mismo tiempo. Mi mente no llegaba a detenerse, no llegaba a darles importancia. Viajaba, me movía a un ritmo diferente del que llevaba mi transporte en aquel momento. Mientras el colectivo avanzaba rebotando, frenando bruscamente o acelerando respondiendo a los designios de aquel sujeto tras el volante, yo me desprendía de su andar. Mi vuelo era suave, fluído, despreocupado. Como una paloma indecisa, mis pensamientos no se posaban por más de un segundo en un mismo lugar. De pronto, la vi. No pude evitar mirar. Mis ojos no parecían tener opción, volvían siempre al mismo punto. Toda la dispersión de hace unos segundos parecía cosa de otra vida. Ahora solo había una cosa capaz de llamar mi atención. Añoraba mi poder de distracción. Aquello estaba comenzando a irritarme y decidí que tenía que actuar. Estaba junto a mí y la proximidad era insoportable. Finalmente me armé de valor y dije: - “Disculpe, creo que olvidó subir su cierre”. El robusto sujeto me miró y luego observó el área de su cuerpo a la que yo había hecho alusión. Por fin, aquel rápido movimiento de su mano me libró de la pesadilla.



4 comentarios:

Oso Polar dijo...

Esta historia claramente esquiva el interrogante principal: no está claro si el individuo portaba o no ropa interior. Hasta tanto no se aclare ese punto, no puede hablarse de información sino de censura.

Saludos a todos

Martin
http://elplacerestuyo.blogspot.com

Anónimo dijo...

Hay que ser muy pero muy valiente para emitir ese tipo de frases... fuertes si las hay... en especial para la dignidad del robusto sujeto! jajaja!
Al menos te dio las gracias, o se bajo del bondi en cuanto tuvo oportunidad???!!!

Besos muchos!
Gus!

Anónimo dijo...

a quien no le paso, jaja...
q hacias vos mirando braguetas ajenas?? :O

Pataza dijo...

Chicos, chicos.... lo antes expuesto es una historia de ficción, cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.
Este texto loescribí hace bastante, motivada por una consigna de un taller. Sólo que me pareció más divertido no aclararlo...