Sencillamente no deberían. De tener un problema con el gobierno, deberían levantar el teléfono y hablar con su diputrucho de confianza, con su ministro compañerito de colegio, con su garca amigo en la versión que mejor les convenga. Seguro que de esos les sobran y que así conseguirían más fácil lo que quieren. Deberían dejar las medidas de fuerza para quienes realmente necesitan hacerse ver, demostrar que existen, porque de otra manera tanto la sociedad en su conjunto casi entero como los medios los ignoran sistemáticamente. No deberían exponer su piel acostumbrada a tratamientos de belleza al sol de la ruta, que está fuerte, y más con esto del calentamiento global. No deberían poner en peligro sus lujosas camionetas ubicándolas al costado de rutas plagadas de turistas que en un ataque de ira podrían intentar rayarlas o dañarlas. Deberían disfrutar del fin de semana largo, a lo sumo dedicarse a calcular cuántos viajes a Miami no van a poder hacer por culpa del demoníaco gobierno de turno, que ahora aparte de ser fanático de los 70s parece que también quiere convertir al país al socialismo.
Esta vez me tocó sufrir en carne propia estos cortes tan nombrados y tan ¿sorpresivamente? poco criticados. Juro, sin embargo, que no es porque me haya tocado a mí que estoy tan profundamente en contra de ellos. Sencillamente creo que es necesario diferenciar entre reclamos legítimos y reclamos ridículos, entre medios justificables y abusos de poder.
1 comentario:
Te gustó este post pero sentís que le falta vehemencia, agitación, verborragia y sed de sangre? Entonces consultá la otra versión en http://elplacerestuyo.blogspot.com
Saludos a todos!
Martin
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