Hace rato (dos días, bah) que vengo pensando en postear algo sobre este tema.
Y como hoy tengo un parcial, y debería estar estudiando ... ¿qué mejor momento?
Desde hace ya algunas semanas que estabamos todos atentos en la calle, en casa, en las plazas (si ibamos)... la amenaza, lo peor que podía pasarnos, era ser picados por ese terrible mosquito y contagiarnos de dengue. Claro, la culpa no era del mosquito, que sólo aprovechaba las óptimas condiciones que la pobreza y la falta de medidas de prevención le brindaban.
Desde hace dos días (aproximadamente)dejamos de observar el aire en busca del bichito, y pasamos a preocuparnos por lo que el aire oculta: el virus de la fiebre porcina. La misma fiebre que en algún momento transmitieron los chanchos, pero hoy parece que no tiene mucho más que ver con ellos. Hoy el problema son los estornudos, las toses, los lugares donde hay mucha gente junta. Otra vez, la culpa no es del chancho. Acá no se sabe bien de quién es, de hecho. Del que seguro no es es de Michael Jackson, que viene insistiendo hace rato con el tema del barbijo.
Sin embargo, fue una suerte que empezaramos a preocuparnos por esto, porque durante algunos días entre el pánico por el dengue y el pánico por la fiebre porcina habíamos empezado a mirar y a pensar en las candidaturas y alianzas de los legisladores para las próximas elecciones, que no distan nada de ser terribles chanchadas. Y eso era de verdad escalofriante.
Afortunadamente, está previsto que la ola de enfermedades relacionadas con animales y bichos a ser detectadas en el futuro próximo sea tan pero tan fecunda que los argentinos podremos gozar de la dicha de no enterarnos de la realización de las elecciones de junio, ni de sus resultados, ni de la campaña del 2011, ni...
miércoles, 29 de abril de 2009
domingo, 19 de abril de 2009
Lecciones de fin de semana
_ Ir a ver una peli de la que no se sabe mucho, pero que nos tienta, casi sin cuestionarlo, puede ser una muy muy buena idea.
- La crisis económica aún no llegó a la calle Corrientes, ni a Palermo, ni a Santa Fé. La crisis económica aún no llegó al rubro gastronómico, bah.
- Quienes somos de llanto fácil, y más si sabemos que se aproximan fechas complicadas, debemos recordar usar de poco a nulo maquillaje en los ojos... de otro modo los resultados no son nada atractivos.
- Al final siempre es mejor negocio dormir siesta que estudiar.No importa la excusa que una ponga para conseguirla, la siesta es necesaria, sentadora y hace bien.
- La crisis económica aún no llegó a la calle Corrientes, ni a Palermo, ni a Santa Fé. La crisis económica aún no llegó al rubro gastronómico, bah.
- Quienes somos de llanto fácil, y más si sabemos que se aproximan fechas complicadas, debemos recordar usar de poco a nulo maquillaje en los ojos... de otro modo los resultados no son nada atractivos.
- Al final siempre es mejor negocio dormir siesta que estudiar.No importa la excusa que una ponga para conseguirla, la siesta es necesaria, sentadora y hace bien.
viernes, 3 de abril de 2009
Murphy de mi lado
Hoy desafié a las leyes de Murphy.
Cuando hoy por la mañana llegué a la estación de tren más temprano que de costumbre, porque quería tomarme el tren más temprano que de costumbre, para llegar al trabajo más temprano que de costumbre, para poder irme más temprano que de costumbre -se entiende o repito?- me encontré en la boletería con un improvisado cartel que anunciaba que no se vendían boletos ya que el tren venía demorado por un accidente en el camino.
Me senté a esperarlo pacientemente, pensando para mis adentros que no era esta la primera vez que me pasaba que al llegar a la estación más temprano que de costumbre (por los motivos que ya expliqué arriba y que sería demasiado agotador volver a enumerar)mis planes se vieran frustrados por una demora o interrupción en el servicio de trenes. Decidí entonces, basándome en experiencias previas, que más me convenía esperar allí que salir, subir a la general paz, esperar el 15, bancarme la general paz toooda repleta de autos y colectivos y después caminar 8 cuadras hasta el trabajo.
Esperé entonces. Y Ferrovías recompensó mi confianza: escasos minutos luego de haberme sentado en un banco en el andén, apareció en el horizonte el tren que me trajo en 5 minutos al trabajo.
Historia simple ,podrá parecer, pero también una manera muy satisfactoria de empezar un viernes.
Cuando hoy por la mañana llegué a la estación de tren más temprano que de costumbre, porque quería tomarme el tren más temprano que de costumbre, para llegar al trabajo más temprano que de costumbre, para poder irme más temprano que de costumbre -se entiende o repito?- me encontré en la boletería con un improvisado cartel que anunciaba que no se vendían boletos ya que el tren venía demorado por un accidente en el camino.
Me senté a esperarlo pacientemente, pensando para mis adentros que no era esta la primera vez que me pasaba que al llegar a la estación más temprano que de costumbre (por los motivos que ya expliqué arriba y que sería demasiado agotador volver a enumerar)mis planes se vieran frustrados por una demora o interrupción en el servicio de trenes. Decidí entonces, basándome en experiencias previas, que más me convenía esperar allí que salir, subir a la general paz, esperar el 15, bancarme la general paz toooda repleta de autos y colectivos y después caminar 8 cuadras hasta el trabajo.
Esperé entonces. Y Ferrovías recompensó mi confianza: escasos minutos luego de haberme sentado en un banco en el andén, apareció en el horizonte el tren que me trajo en 5 minutos al trabajo.
Historia simple ,podrá parecer, pero también una manera muy satisfactoria de empezar un viernes.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)