jueves, 28 de febrero de 2008

2 horas, 15 minutos

Puede parecer mucho o poco, según qué haga uno o según que suceda en ese lapso. Para mí fue mucho, demasiado.Ese fue el tiempo que pasé hoy arriba del colectivo 71.
No voy a caer en el lugar común de indignarme y empezar a acordarme de los familiares de los funcionarios porteños y bonaerenses, de las obras hídricas que deberían hacer y no hacen, de la poca preparación que existe para estos casos. Ese discurso ya lo dieron (y seguirán haciéndolo mañana) toodos los medios y los “vecinos afectados” que por ellos se descargaron.
Lo que quiero contar es algo mucho más personal y egoísta.
A eso de las 13 hs. de hoy, provista (por suerte y por culpa de mi falta de planeamiento) de un paraguas prestado, no me quedó más remedio que salir a la calle y enfrentarme al temporal que por ese momento descargaba toda su furia – y su agua- sobre la ciudad. Las cinco cuadras que me separaban de la parada de colectivo se hicieron eternas a pesar del paraguas, ya que los infaltables charcos conspiraron contra mis sandalias y consiguieron empaparme los pies a pocos metros de haber salido. Una vez más, todo culpa de mi falta de preparación: no salgo nunca más sin mis botas de lluvia. Después de esperar el colectivo y ya protegida por su techo, me dispuse a leer el libro que me había llevado para hacer más amena la hora y media que suele durar el viaje hasta mi casa. Afuera llovía por lo que ya no hacía calor, yo estaba sentada, casi podría decirse que cómodamente, (sólo me faltaba un lugar apropiado para llevar mi paraguas mojado, pero eso era un detalle) … las cosas comenzaban a mejorar.
Una hora más tarde, cuando aún me encontraba mucho más lejos de mi hogar de lo normal, las sirenas de bomberos y ambulancias empezaban a sonar y me dí cuenta de que el colectivo avanzaba cada vez más lentamente hasta casi detenerse, pensé que algo en este viaje era diferente a otros días. Entonces ví que los demás pasajeros se impacientaban, hacían llamados, mandaban mensajes, debatían entre ellos la demora. Acostumbrada como estoy a los viajes largos (aunque no así a tan importantes embotellamientos), decidí que lo mejor era no impacientarme y distraerme con algo de música. Prendí mi radio y escuché… ¡más sobre el caos de transporte e inundaciones en capital y gran Buenos Aires! Por suerte, y aunque ya no llovía, el conductor del programa se apiadó de todos nosotros, pobres almas atrapadas en embotellamientos, y propició un bloque musical “para días de lluvia”. Esas apropiadas canciones, más algún rato de siesta, más mucho control mental, ayudaron a que a las 15.30, exactamente 2hs 15 minutos después de subirme, bajara del colectivo y caminara las cinco cuadras desde la parada hasta mi casa.
Después de tanto tiempo arriba de este tipo de vehículo, yo hubiese querido encontrar algún paisaje diferente, exótico, digno de turismo o vacaciones. Pero sólo mi casa y mi cama me esperaban para reconfortarme luego del agotador trajín. Algo es algo.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

En el temporal del año pasado (fue en abril) estuve arriba del 15 una hora ponele, atascada en puente pacífico. Tardé una hora y media lo que tendría que haber sido media desde la facu. Mientras estaba atascada dormí 2 siestas! A la segunda despertada, me replantié mi estado y decidí caminar las 12 cuadras q me separaban de mi casa antes de seguir ahí. En fin...por qué no lo hice antes es parte del misterio q rodea mi vida.

Anónimo dijo...

PATOOOOOOOOOOO
amo tu blog!A partir de ahora vos sos mi carrie bradshaw.AH! aunque no corresponda a este post, mi mate va a estar siempre a tu disposicion cuando necesites de una dosis de vaciones.
BAr

Anónimo dijo...

Con q Carrie Bradshaw...contános todo de Mr Big ya mismo!