viernes, 29 de febrero de 2008
Viva la tecnología (y la gente poco desconfiada)
En eso estábamos, algo desalentados, cuando vimos que otra lucecita de conexión se encendía en la máquina: ¿cómo? ¿No era que esta pc no tenía conexión inalámbrica? A veeer...
¡Gracias anónimo vecino! Quienquiera que seas, gracias por no ponerle contraseña a tu conexión wi-fi. (si no te jode mucho,¿ la podrías mover un poco? no llega la señal a mi cuarto)
Hoy descubrí la gloria de navegar en internet acostada en un sillón en mi living... hoy descubrí un nuevo mundo. Esperen de mí a partir de hoy posts mucho más relajados y optimistas, esto es demasiado cómodo...
jueves, 28 de febrero de 2008
2 horas, 15 minutos
No voy a caer en el lugar común de indignarme y empezar a acordarme de los familiares de los funcionarios porteños y bonaerenses, de las obras hídricas que deberían hacer y no hacen, de la poca preparación que existe para estos casos. Ese discurso ya lo dieron (y seguirán haciéndolo mañana) toodos los medios y los “vecinos afectados” que por ellos se descargaron.
Lo que quiero contar es algo mucho más personal y egoísta.
A eso de las 13 hs. de hoy, provista (por suerte y por culpa de mi falta de planeamiento) de un paraguas prestado, no me quedó más remedio que salir a la calle y enfrentarme al temporal que por ese momento descargaba toda su furia – y su agua- sobre la ciudad. Las cinco cuadras que me separaban de la parada de colectivo se hicieron eternas a pesar del paraguas, ya que los infaltables charcos conspiraron contra mis sandalias y consiguieron empaparme los pies a pocos metros de haber salido. Una vez más, todo culpa de mi falta de preparación: no salgo nunca más sin mis botas de lluvia. Después de esperar el colectivo y ya protegida por su techo, me dispuse a leer el libro que me había llevado para hacer más amena la hora y media que suele durar el viaje hasta mi casa. Afuera llovía por lo que ya no hacía calor, yo estaba sentada, casi podría decirse que cómodamente, (sólo me faltaba un lugar apropiado para llevar mi paraguas mojado, pero eso era un detalle) … las cosas comenzaban a mejorar.
Una hora más tarde, cuando aún me encontraba mucho más lejos de mi hogar de lo normal, las sirenas de bomberos y ambulancias empezaban a sonar y me dí cuenta de que el colectivo avanzaba cada vez más lentamente hasta casi detenerse, pensé que algo en este viaje era diferente a otros días. Entonces ví que los demás pasajeros se impacientaban, hacían llamados, mandaban mensajes, debatían entre ellos la demora. Acostumbrada como estoy a los viajes largos (aunque no así a tan importantes embotellamientos), decidí que lo mejor era no impacientarme y distraerme con algo de música. Prendí mi radio y escuché… ¡más sobre el caos de transporte e inundaciones en capital y gran Buenos Aires! Por suerte, y aunque ya no llovía, el conductor del programa se apiadó de todos nosotros, pobres almas atrapadas en embotellamientos, y propició un bloque musical “para días de lluvia”. Esas apropiadas canciones, más algún rato de siesta, más mucho control mental, ayudaron a que a las 15.30, exactamente 2hs 15 minutos después de subirme, bajara del colectivo y caminara las cinco cuadras desde la parada hasta mi casa.
Después de tanto tiempo arriba de este tipo de vehículo, yo hubiese querido encontrar algún paisaje diferente, exótico, digno de turismo o vacaciones. Pero sólo mi casa y mi cama me esperaban para reconfortarme luego del agotador trajín. Algo es algo.
lunes, 25 de febrero de 2008
El lenguaje
Tres años después, esos directores del banco estatal reconocieron que habían cobrado y depositado en Suiza tales dineritos, pero tuvieron el buen gusto de evitar la palabra soborno o la grosera expresión popular coima: uno usó la palabra gratificación, otro dijo que era una gentileza, y el más delicado explicó que se trataba de un reconocimiento por la alegría de la IBM."
Del libro "Patas Arriba, la escuela del mundo al revés",
(del que saqué inspiración para el nombre de este blog)
Considero que las palabras obtienen su significado no tanto del diccionario que las aprisiona para comodidad general, sino del uso que de ellas se hace y de su historia. Leyendo a Galeano ésta idea se hace muy presente y se convierte en una pregunta diaria: ¿Cómo voy a decir lo que pienso? ¿Qué estoy diciendo en realidad cuando uso tal o cual palabra? O bien: ¿Por qué el funcionario /periodista /anunciante / acusado/ acusador usó esas palabras y no otras? ¿Qué es lo que (no) quiere dar a entender?
Como estudiante de Comunicación, estas preguntas no sólo me acompañan sino que me persiguen, bien lo saben quienes me conocen.
Pero en el fondo creo que vale la pena hacérselas.
viernes, 22 de febrero de 2008
Tell me more...
Mucha impaciencia, reproches del estilo: "daaale, hace mucho que no nos vemos", coordinación de agendas (sí, aún en vacaciones siempre hay alguien que tiene que hacer algo), finalmente el anuncio: hora y lugar fueron elegidos y son inmodificables.
Vamos llegando de a poco, alguna (generalmente la que puso la casa) en algún momento se levantará a buscar elementos absolutamente indispensables: agua para el mate y algo para acompañarlo. El resto celebra y se prende a la mateada/comilona. El mate se toma amargo, gente, esa es quizás la lección más importante de todas las que me dieron mis amigas. Puede no haber sido fácil aprenderla, pero valió la pena.
¡Se largó la charla! Hay historias que para contarse como es debido nos remontan a varios meses atrás, otras están tan frescas que ninguna de las presentes las conoce. Esto es bueno porque quien cuenta sabe que es dueña de una verdadera primicia, y malo porque no dispone de la ayuda de nadie más para acotar y decorar el relato con anécdotas coloridas. Las interrupciones abundan y en muchos casos son más divertidas que la charla que las origina. El tema de la conversación nunca puede ser precisado con exactitud, pero esto no parece importarle demasiado a nadie.
Finalmente llega el momento en que estamos al día, entonces volvemos a los clásicos: películas, música, planes para el fin de semana... así el mate se va lavando y finalmente se acaba el agua. Como somos toda gente muy ocupada y sobre todo porque nadie se ofrece a calentar más agua y seguir cebando, vamos partiendo.
Si bien durante el año siempre nos juntamos a tomar algo a la noche, la "mateada" es otra cosa, mientras haya tardes de mate y no haya facultad, todavía es verano, todavía son vacaciones.
Les dejo el link a un clip de una película que siempre recordamos con mis amigas, y que aparte muestra un poco el tipo de charla al que me refiero: ¡hasta se cuentan del verano! (eso sí, nosotras no cantamos...)
http://www.youtube.com/watch?v=KYvuFyT2u0U
miércoles, 20 de febrero de 2008
¿Y dónde está el piloto?
Hoy, después de no leer diarios hace varios días, (por mal que eso hable de mis pretenciones de licenciarme en Ciencias de
Más a nivel local, me enteré de que a ¡ocho años! del accidente de LAPA en aeroparque que provocó 65 muertes, recién hoy está empezando el juicio oral para determinar responsabilidades. Lo bueno de este juicio es que, como rara vez ocurre, lleva al banquillo a los altos niveles de la empresa, incluído el entonces presidente y otros cinco hombres y mujeres de niveles gerenciales. También imputados, figuran dos ex jefes de
Trataré, aunque no prometo nada, de no hacer de este tipo de descargos indignados una costumbre en este blog. La realidad y su reflejo en los diarios, ¿me ayudarán a cumplir con esta intención? Hay que decirlo, informarse está muy bien y es necesario, y muchas veces disfruto observando y criticando diferentes diarios, pero también hay que tener estómago para leer ciertas cosas…
Quiero decir algo
Nunca había tenido un blog ni ningún otro medio de expresión personal y público a la vez. No sé muy bien de qué va a tratar, para ser honesta. Como introducción y primer acercamiento a lo que puede llegar a llamarse "mi forma de escribir", vaya un texto que escribí hace ya algún tiempo y que creo se aplica bastante bien al presente. También puede servir de advertencia para aquellos a los que mi estilo no convenza y deseen huir despavoridos... la puerta está por allá.
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Quiero decir algo…pero no se qué.
Se solamente que mi ánimo me llevó a querer pasar por este proceso, de ver mis ideas en la pantalla, de intentar acomodar palabras, puntos y comas, para crear algo. Algo que no por bueno, pero sí por mío, sólo yo pueda hacer.
Una vez alguien me dio a leer una poesía escrita por una amiga de ese alguien, que terminaba diciendo: “quiéreme como lo único que no habrá después de mí”. Y creo que es un poco eso lo que me da vueltas en la cabeza por estos días. Crear algo: un dibujo, un poema, un cuento, una escultura, una canción, un vestido, no es especial por lo lindo, o por apreciado por la crítica especializada o el público, sino porque cada creación es única, hija sólo posible de su creador. Por buena, por mala, por estúpida, son las huellas que dejamos en el mundo, las únicas cosas que hablan de nosotros sin ser nosotros.
¿Todas las huellas son bellas?
¿Todas revolucionan el mundo del arte, la literatura, la música, el cine, la fotografía?
No, pero todas son importantes, todas hablan de la variedad de personas que habitan el mundo.
Nos hacen acordar que todos tenemos cosas para decir, historias por contar, colores por mostrar, cosas por construir, canciones que cantar.
Quizás sí sabía qué quería decir.
Quizás sólo quería decir que quiero decir algo.