viernes, 27 de febrero de 2009

Mi pobre angelita

Hoy me levanté a las 07.00 am, y después a las 08.00 am. Para darle mi perra al paseador y para abrirle a su regreso, respectivamente. Después seguí durmiendo como hasta las 12.00. Cuando me desperté, aún sin moverme de la cama, alterné entre capítulos viejos de mis series favoritas, y alguna película igualmente vieja. Ví de principio a fin dos de las películas que más triste me ponen ("Philadelphia" y "Quedate a mi lado"). Cuando tuve hambre - no antes - me dediqué a descongelar un pedazo de tarta de cebolla y prepararme una ensalada para mi almuerzo, que fue consumido íntegramente mientras terminaba de ver una de las mencionadas pelis. A la tarde.. ¿qué hice a la tarde?
Bueno, me tuve que ocupar de algunos quehaceres domésticos (limpiarelpatio, lavarlosplatos, ordenarmicuartoylacocina, etcétera.) Pero siempre con tanta calma y música de fondo, que estas ocupaciones resultaban casi un placer.
Qué bueno es estar sola en casa, y de vacaciones...

(Y para que mi descripción de casa sola no resulte taaan "loser", agrego que hoy a la noche vienen amigos y amigas para un asado en casa)

domingo, 22 de febrero de 2009

Volver...

SIN la frente marchita.
Y SIN ser un canal de televisión donde pasan películas y novelas viejas...

Tiene esa mezcla de cosas, un poco de emoción al bajar del micro en Retiro, no tanto por el lugar en sí sino por el fin del -casi siempre demasiado largo- viaje en micro ;y la nostalgia de alejarse de las montañas del cuyo, que supieron ser el paisaje cotidiano por algunos días. Tiene la alegría de retornar a las cosas que quedaron en casa: la familia, las amigas que siempre tienen alguna noticia para darnos, pero también implica la obligación de romper con esa pequeña (a veces tan pequeña como dos personas) troupe de viajeros que constituía el mundo mientras el viaje duraba, a quienes se puede seguir viendo en Capital, pero a quienes sin embargo será imposible no extrañar en tanto compañeros de viaje.
Seguir de viaje está bueno, aunque no siempre sea posible.
Y volver también tiene sus cosas buenas.

Supongo entonces que lo mejor será siempre volver para poder planear otros viajes, para poder irse de nuevo en un tiempo.